Hace un tiempo que vengo tratando de entender por qué carajo no puedo dejar de pensar.
Un enrollo tras otro, una puteada nueva, una bronca nueva, un relato que relata ansiedad, una boca nueva, una mirada nueva, una soledad nueva, una casa vieja pero nueva, una cena interesante, un mensaje confuso, una voz que me alivia, una espera que hace que los labios se me muerdan solos.
Por dónde sea que lo mire no puedo deja de racionalizarlo. De no ser racionalizado esto que me está pasando, probablemente ocurriría un acto lo bastante patetico o lo bastante intenso como para hacerme cagar las patas. De no ser racionalizado me explotaría el corazón, te besaría durante horas o me secaría la piel de tanto llorar.
Entonces, pongo el freno.
Esto se parece a cuando a los animalitos se les dan gotitas sedantes... Ellos sienten pero el cuerpo no les responde de la misma manera. Algo asi me sucede cuando me estoy muriendo de ganas de llamarte y mi cara solo expresa orgullo y seguridad.
Te juro que podría derretirme en un abrazo tuyo en 5 segundos.
Pero ya está. Ya paso. Nunca existió eso que escribí, bah, de hecho voy a decir que es un chiste, como todo lo que vos y yo nos decimos...
Detesto que no estes conmigo ahora.
Pero ya está. Ya paso.
Extraño tu sonrisa.
Pero ya está. Ya paso.
Mis retorcidos pensamientos tienen sus orígenes, actualmente, en la necesidad del sentir.
Amor o dolor, pero sentir al fin.
Da igual, no estas acá, no lo vas a estar y no te imaginas ni ahí las ganas que tengo de que sí pueda caber la posibilidad de que lo estes.
Tengo que cerrarte, aunque me hayan pedido que me quede ... =(
sábado, 15 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario