Debe ser que esto ya me está resultando patológico. Con los permisos psicológicos de la normalidad del caso, de la normalidad del duelo, me estoy dando ciertos permisos que quizás no debería. 'Mi libertad termina en dónde empieza la del otro'. Tu libertad de no elegirme es tuya y mi libertad de haber decidido que elegirte es malo, es mía.
Pero... ¿Qué pasa cuándo se me olvida? No se qué pasa. No se qué pasa por mi mente, y lo peor de todo es que mis sentimientos alivianan la razón.
Podría decirte ... ¿Qué? ¿Que te extraño demasiadas veces al día? ¿Que podría decirte te amo aún así sabiendo que me hiciste doler más que cualquier otro ser en este mundo? ¿Que entonces no te amo, si no que me obsesioné con el amor que algún día fué? ¿Que me gustaría tener la goma más grande del mundo para borrar de mi cabeza los medios de comunicación que conozco hacia vos? ¿Que eso que me decis es lo que siempre quise escuchar y lo decís ahora, cuando ya se terminó? ¿Que te calles? ¿Que lo que estas diciendo sobra y que lo que yo hago también sobra?
No se que decirte y es lógico. Porque ya no debería tener más nada para decirte.
Y tanto me dicen 'Cuando sientas ese agujero llamame a mi, no a ella!!' Y si bien cinco de diez lo hago... las otra cinco siguen perjudicandome.
Es normal, según dicen.
Ya pasara...
lunes, 15 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario