No creo que exista la palabra.
Suena familiar pero no por eso debería existir.
Dormir en una cama ajena, un cuarto ajeno, un aire ajeno.
Quedarme a dormir en casa 'de' implica que al otro día DEBA dormir siesta y sentirme con resaca a pesar de la escases de alcohol.
De seguro que aprecio la gauchada de 'vení a casa así no viajas de noche' o cosas así. En verdad lo hago, y en el momento en que accedo, mi ser asegura la cálida idea de no viajar de madrugada hasta mi casa.
Horas después mi cuerpo despierta y sufre.
La consecuencia es un gran malestar, y el malestar me genera impaciencia.
Pienso: '¿Y cuándo vayamos de gira?'. Ja. Tendría que comprarme una cama de bolsillo (?).
Debe haber una explicación a mi necesidad (al volver a casa) de bañarme, cambiarme, tocar los objetos que poseo para sentirlos míos, acariciar a mis gatos para ver si no se olvidaron de mí, ordenar, limpiar, prender la Tv.
'Despropietización' de la propiedad física y temporal.
Ma per qué?
Tampoco es que me voy 10 días, che...
domingo, 27 de julio de 2008
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