Dificilmente entiendas el idioma clásico de un índigo desesperado por arrastrar sus dulzuras encerradas en el arte de la luna nocturna. Y no porque no quieras, claro. Es solo que no podés. No podés porque tus ojos están mirando el camino paralelo. Y este... Este solo tiene un poco de azul chorreando en sus cordones.
Voces por acá, por allá. Escritos que te vomitan. Prueba de números una y otra vez, resultados positivos y ganas de verte.
Pero no me alcanza a veces. A veces es banal hacer que los recuerdos alcancen para querer quererte ahora. Ahora me confunde. Porque antes me gustaba y ahora no alcanza.
Cambio en diez segundos mi forma de ver, entonces ya no es lo mismo.
En los segundos del olvido me olvido de que me había olvidado. Me olvido de que tengo que olvidarme de eso. Me olvido de que tengo que. Me olvido de que tu boca no existe para mí. Me olvido de que no tengo derecho. Me olvido de que no se quién sos. Me olvido de que no te conozco. Me olvido de que tu piel es una falacia. Me olvido de que tu sensualidad es casi ciega.
Entonces, los segundos del olvido son de los más hermosos que puedo recordar.
'Y ahí estas vos, y me mirás, y soñás, y jugás (jugamos). Acariciarte es dibujar en el aire lo más bello del mundo.'
Shh, no me quiero acordar. Quiero, por un rato, jugar a que me enamoro de vos y que sos la más hermosa (y que te lo digo).
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