La confesión.

Hola. Si, si, ya sé que se te hace tarde y que te aburre escuchar sobre eso.
Sé que soy repetitiva, pero necesito decírtelo.
No, no, para!!! No te vayas!!! Dame unos minutos más. A veces doy muchas vueltas, pero es que la verguenza me mata!!!
No se me hace fácil decirte todo esto, ni siquiera sé como te lo podés tomar.
¿Y si no me hablás más? No me extrañaría igual. No quisiera que te genere algo malo lo que tengo para decirte, pero es que te miro y ya no lo puedo evitar.
Eyy!!! Pará!!! No corras!!!
Dame tu mano, mirame fijo... Bueno, ahí vá: Tenés un orégano en el diente (?)

Nota: Cuando escribí esto me reí de mi misma durante varios minutos.
Pude apreciar cuan divertido es reírse de una, del no-arte, y de vez en cuando hasta de situaciones que podrían tensionarnos. Hacer de algo que podría haber sido un drama algo tan estúpido, me libera carcajadas. El ridículo me hace cosquillas. Y ese humor tan mío me da más gracia todavía. Y es que por lo general nadie se ríe de mis chistes, y, habiéndolo aceptado, no me queda más opción que reírme de mí conmigo (?).
Voto por la transformación de las complicaciones en risas!!!!
:)
(y voto porque nos digamos todo lo que nos tenemos para decir!)