sábado, 22 de agosto de 2009

Esto de llorar.

Me despierto. Me duele todo. Me levanto. Un café (y lo miro dentro del microondas, ahora, como si fuera una daga en el pecho). Y es que esta vez me desperté llorando, y si, se trata de vos. Hacía mucho tiempo que no se trataba de vos. Mucho.
Y me despierto abrazando algo que no es mío, tampoco entiendo por qué lo abrazo (aunque sin embargo, logra aliviarme). Pero eso también me hace llorar (no tiene sentido).
Y entonces, solamente, lloro.
LLoro porque no entiendo que pasa con tu boca, con tus ojos o con tu piel ahora que seguramente hayan encontrado a otra boca, otros ojos y otra piel. Y dado el caso de que no estoy lo suficientemente interesada en saberlo, solo lo imagino.
Esa canción que tenemos en común y esa necesidad de registrarla me devolvió la noche en que la escribimos en la cama, apoyadas frente a la ventana de ese quinto piso... 'Dejame formar parte de tu espalda, vivir ahí'.
Y tomar un café y contarte como estoy sería algo así como ponerle el punto negro a todo lo blanco que encuentro. Es que yo no te amo. Wow, escribir te amo es casi tan fuerte como lo que duele ahora. Pero es cierto, yo no te amo. También es cierto que no te odio. Y si no te amo y no te odio, no tengo nada adentro que tenga que ver con vos. Y quizás sea eso lo que me esté doliendo ahora.
Dejarte ir es dejar un gran espacio de amor, ilusión, juego, crecimiento y música (pero con vos).
Sin vos tengo de todo eso también, pero dar el pasito no estaba superado por lo visto y me está doliendo mucho, mucho.
Ahora, después de la increíble magia de ayer, debo admitir que debo animarme a, y que las palabras que uso con los demás deben ser exactamente las que deposite en mi, y también, de paso, entenderme. Dejar de jugar a cosas que no me interesan, dejar de creer que puedo siempre con todo y conformarme con nada.
Hoy necesito mimos y compañía.
¿Por qué?
Porque me duele un poco el alma.
Y admitirlo creo que es un poco más valiente que salir a fingir.

No hay comentarios: